La cantidad de radiación liberada durante el desastre nuclear de Fukushima Daiichi fue tan grande que el nivel de aerosoles radiactivos en la atmósfera del estado de Washington (en la costa Oeste de Estados Unidos) durante la semana siguiente al terremoto del 11 de Marzo fue entre 10.000 y 100.000 veces superior a los niveles normales. Afortunadamente, a pesar del aumento, los niveles estaban todavía muy por debajo de la cantidad considerada perjudicial para los seres humanos.
Éste y otros resultados de una investigación concluida recientemente, a cargo de expertos de la Universidad de Texas en Austin y del Laboratorio Nacional estadounidense del Pacífico Noroeste (PNNL), proporcionan información esclarecedora sobre la magnitud de la catástrofe nuclear. También queda demostrada la eficiencia de los avances logrados en la tecnología empleada para la monitorización de materiales nucleares y para la detección de diversas clases de operaciones nucleares clandestinas en todo el mundo.
En la ciudad de Richland, del estado de Washington, Steven Biegalski y sus colaboradores, con la utilización de la tecnología que él ayudó a mejorar, fueron los primeros en detectar la presencia de materiales radiactivos de Fukushima en Estados Unidos.
En particular, se detectó xenón 133. Éste es un producto de la fisión nuclear muy vigilado en las estaciones de rastreo nuclear emplazadas en diversas partes del mundo, ya que se puede utilizar para determinar si un país ha llevado a cabo una prueba explosiva nuclear ilegal o secreta. Esa clase de pruebas, que incluyen provocar una explosión nuclear con el armamento cuya eficacia se pretende comprobar, están prohibidas por el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT, por sus siglas en inglés), que fue adoptado por las Naciones Unidas en 1996. A raíz de eso, se creó una red mundial de estaciones de vigilancia nuclear.
Steven Biegalski. (Foto: Marsha Miller)
"A medida que los niveles de concentración se hacían más altos y con mayor rapidez de lo previsto inicialmente, se consolidaba nuestra conclusión de que se habían producido fusiones importantes de núcleo en esas instalaciones", explica Biegalski. "Recuerdo que estaba en el laboratorio pensando 'Si los datos son correctos, esto significa que tenemos un accidente mucho más grave de lo que estamos oyendo decir ahora mismo'".
La idea fue confirmada por los datos recogidos por él y los investigadores del PNNL. Su estudio dictamina que se liberó más radioxenón de las instalaciones de Fukushima Daiichi que en la fusión accidental de 1979 del núcleo del reactor nuclear de la central de Three Mile Island (Isla de las Tres Millas) en Pensilvania, y que en la catástrofe nuclear de 1986 en Chernóbil, Ucrania.
El motivo esencial de que la central nuclear de Fukushima Daiichi haya emitido más radioxenón que la de Chernóbil y la de Three Mile Island es que los reactores afectados en Fukushima Daiichi son tres en vez de sólo uno.
(NCYT)
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