Y la tierra volvió a temblar luego de casi 50 años. Desde 1960 que nuestra zona no padecía del paroxismo que significa la liberación de tanta energía contenida donde se enfrentan las placas tectónicas del continente y el Océano Pacífico. Sin embargo, el descomunal telurismo (8.8) no sobrepasó el cataclismo de 1960 (9.8), ni en magnitud ni en pérdida de vidas humanas.
Cincuenta años después, con nuevas tecnologías que cruzan todos los ámbitos, desde la computación a las comunicaciones globales no fuimos capaces de enfrentar nuestros miedos y quedamos expuestos a un terremoto social del que, si bien teníamos noticias de su existencia, no supimos evaluar en su verdadero potencial y con ello, hasta el día de hoy sufrimos junto a los tremores de la corteza terrestre un desabastecimiento evitable y el sufrimiento innecesario de la población herida en lo más profundo de sus valores materiales y morales. Será asunto de profundo debate cuando la emergencia termine y vengan las evaluaciones de las acciones del Gobierno saliente.
El año 1960 no hubo vacilaciones ni dilates, un estado de emergencia efectivo, con fuerte resguardo militar impidió los efectos que hoy sufrimos. Aún así, la restitución de los servicios básicos tomó largo tiempo: agua 15 días, electricidad 30 días. Era otro Chile, un Chile del tercer mundo, por eso fue imposible alertar del tsunami que dejó tantos muertos y destrucción en todo el Océano Pacífico.
Después de un sismo de esta magnitud, es poco probable que sobrevenga otro en el mismo lugar y con parecida intensidad, eso debe tranquilizarnos. Pocas veces un rayo golpea dos veces en el mismo lugar. Si cabe la posibilidad de la activación de otras fallas ubicadas en las proximidades e incluso en las antípodas del epicentro del terremoto. No sería raro que nuestros activos volcanes nos muestren algo de su poder, en este caso actuando como válvulas liberadoras de esas incomprensibles presiones internas de la corteza terrestre.
Mientras, la tierra seguirá temblando por largo tiempo, quizás hasta el 2011, con réplicas de distinta intensidad hasta que finalmente todo parecerá tranquilo como si nunca hubiera pasado algo. Lo más seguro es que justo donde cayó la casa, se reconstruya otra. Y por donde pasó el mar con sus miles de lenguas llevando todo a su paso, se reconstruirán villas enteras. Es el alma del chileno que olvida fácilmente y ante la extraordinaria belleza de su paisaje reconstruye sobre los cimientos derruidos, a la buena de Dios, economizando en cemento, fierro, modificando espacios, quitando vigas y mamparos, ampliando lo que no resiste ampliación, construyendo donde no tiene destino.
Implacablemente, cuando la tierra haya acumulado suficiente energía para deslizarse unos pocos centímetros, de nuevo lo hará con estruendo y vigor, como lo ha hecho desde que nació Chile hace millones de años. Derribará de nuevo todo lo que no resista su furia, dejando una ola de pavor y espanto entre los que nos sigan y será igual por los próximos milenios y milenios para todos quienes habiten estas tierras.
En estos días hemos visto lo peor y lo mejor de nuestros habitantes. Así son los tiempos de las emergencias, que equivalen a vivir una guerra, en este caso una guerra contra nuestra pobreza material ya que todos en mayor o menor grado nos sentimos necesitados de los productos de consumo y de elementos tan básicos como el agua y la electricidad. Debemos aquilatar el valor que tiene ese confort. En algún momento dispondremos de lo básico y también de lo suntuario y creeremos que vivimos normalmente nuestras anteriores vidas rodeados de las cosas amables del mercado. Gradualmente, con el paso de los días y la disminución de los temblores nos volveremos a refugiar en nuestras amenidades y comodidades. Olvidaremos. Los malos momentos se harán anécdotas repetidas hasta el cansancio, la solidaridad entre vecinos pasará a ser más fría, de nuevo nos arroparemos en nuestras inequidades. ¿Habrá una lección en estas pruebas de la Naturaleza?
No olvidemos que la corteza terrestre se desplaza.
http://www.yeeta.com/_Earthquake_in_Chile_50_Photos_WARNING_Very_Graphic
http://www.livescience.com/environment/chile-aftershock-100311.html
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