jueves, 23 de octubre de 2008

Neruda, Hollander y la María Celeste.



Entre los coronelinos de adopción es necesario recordar a Carlos Hollander, marinero alemán que algún día encalló seducido por la mirada de una nativa. En sus años de madurez desarrolló como ningún otro el arte de los barcos en botellas. Pablo Neruda conservó en su casa museo de Isla Negra parte de lo producido por este marinero que siguió navegando tras los cristales de las botellas. Hay una buena historia que no vacilo en sugerir la lean:




Al márgen del relato sugerido, debo mencionar que Don Carlos Hollander dejó a otros artesanos el legado del mar. Hugo Hollander Urra, domiciliado en Santa Elena, Los Litres 1136, sigue la tradición Hollander hasta el día de hoy, como lo demuestra esta fotografía.Pareciera que Carlos Hollander aún se deja ver por la calle La Bombilla, delantal puesto, anteojos montados y barco en mano contando la historia náutica como sólo un marino de profesión lo puede hacer, luego de navegar por los mares del mundo.


2 comentarios:

Mar dijo...

Bellísimo blog, todo de interés.
Podrían decirme si puedo hacerme miembro de él y qué hacer para ello, uniéndome a la lista de personas que pude ver?

Mis excusas si resulto "fuera de lugar", pero la tecnología me sobrepasa grandemente, no así la capacidad de sorprenderme con lo bueno, esperanzador y bello

Gratamente,

Mar

Mar dijo...

Vale, creo que está todo andando, "aprendizaje por ensayo y error" - suele decirse y resulta ser el más efectivo...

Quien sabe si buenas energias complotaron también..."También" - como me enseñara "el amigo de siempre" (a pesar de los pesares)

Finalmente, y lo que en verdad convoca; como "un brote que brota" a veces en descampado, otras entre peñascos, y algunas tantas en medio de ignotos e inmejorables climas de este "chilito" tan "angosto como ajeno (Y no pocas veces)"...

Vaya un saludo al "Viejo Estepario","al maestro Holländer", al Lobo de Mar que navegó con igual desapego los siete mares como cada recodo del Callejón La Bombilla.

Junto a Nikos Kazantzaki, desde su "...jardín de las Rocas" te imagino Viejo Paria de la Vida y de la Muerte, diciendo: "El viajero ferviente crea el país por donde viaja. Y lo crea naturalmente, a su propia imagen y semejanza. Esa es la razón por la cual al salir de mi patria, sólo me llevo a mí mismo conmigo".