Nuestra apertura hacia China ha resultado en grave daño para nuestro principal símbolo patrio: la bandera. Los asiáticos, en su afán de colocar un producto en nuestro mercado, nos inundaron de banderas que no corresponden a lo que por decreto reconocemos como la Bandera de Chile. Si bien se han respetado las correctas proporciones de su campos de colores y estrella, ha sido equivocado el color del cuadro que sostiene la estrella blanca de cinco puntas, ya que no es de color azul turquí. Los industriales chinos pusieron cualquier color azul en su reemplazo, con muy poco respeto al valor asignado a un emblema. Ya los quisiera con una bandera rojo sandía y hoz y martillo amarillo limón.
El color azul turquí (cerca del azul marino) le fue asignado a nuestro emblema nacional, durante la celebración del centenario de la Independencia, para no parecerse al azul de la bandera de Francia, un poco más claro y también por el uso del morado, ya que se había agotado el paño reglamentario frente a la gran demanda representada por la fiesta.
Hay que cambiarlas.
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