martes, 6 de enero de 2009

Baldomero Lillo: En la Rueda


Prohibidas desde el nacimiento de la República, las riñas de gallos, en vez de desaparecer gozan de muy buena salud, público y apostantes. En las ciudades mineras: Coronel, Lota, existen buenos “galleros” que se reúnen los fines de semanas a probar las virtudes de sus púgiles emplumados.
Un verdadero deporte, con estadios (ruedos) bien aderezados, escondidos entre callejas y pasajes para conocedores, juntan buena cantidad de fieles observadores y apostantes que tras una mirada experta perciben la posibilidad de una certera ganancia. Plumas, patas, espolones y picos dispuestos a dar todo en el ruedo, o rendir al contrario o dejar la última gota de sangre en la arena, todo dependerá del dueño.
Hay criadores que hacen pingues ganancias vendiendo prometedores ejemplares a galleros tan lejanos que vienen desde el Perú a buscar nuevas sangres. Otros se especializan en la fabricación de estacas, que adhieren a los espolones para hacer aún más mortal el combate. Y está el apostador nato, que pone fuertes sumas en la vivaz mirada asesina de un hermoso gallo, quizá debutante o triunfador de innúmeras peleas.
Arturo Alessandri Palma y Pedro Aguirre Cerda, presidentes de Chile, tienen en común haber sido galleros muy prestigiados.
A pocos años del Bicentenario de Chile, esta colonial afición, tiene larga vida al sur del Bío Bío.
* La imagen es una composición, no un combate real.

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