lunes, 15 de diciembre de 2008

Crisis Económica: La Visión Cínica

http://www.youtube.com/watch?v=pFmYIFk5i1Q

Bird and Fortune, en descarnado análisis del porqué la Crisis Sub Prime.

Psicología del Apocalipsis
Enrique Valiente Noailles para La Nación

A la celebre frase de Marx de que la historia se repite una vez como tragedia y luego como farsa, podría agregarse ahora una variante: se da primero en tiempo real y se repite luego en cámara rápida. Parece ser la situación actual frente al suceso de la Gran Depresión. Un informe de Barclays Capital indica que los metales industriales esenciales han caído más en los últimos cuatro meses que en los peores años de la Gran Depresión, entre 1929 y 1933. De esta manera lo que ha variado, además de la dirección de los acontecimientos, es la violencia del proceso y su aceleración. Parecería que de un día para el otro se hubiera bajado la llave térmica de las transacciones económicas. Una huelga general del consumo, forzada o voluntaria, o ambas cosas a la vez. El antecedente de una crisis como la del 29, hacia la que todo el mundo está atento, hace que se la convoque, porque los comportamientos preventivos frente a ella aceleran su cumplimiento. Como dijo la Presidenta, "más que para la economía es una cosa para la psicología". Y si bien se refería a rasgos argentinos, la frase es extensible al orden mundial: estamos ingresando de lleno en una psicología del apocalipsis.
Si bien no se trata de negar la realidad ni de dejarse embargar por sentimientos horrendos, tampoco se trata de saludar la situación con la alegría de quienes vienen vaticinando la muerte del capitalismo. Decía Borges de Funes el Memorioso, quien había quedado tullido luego de una caída: "Llevaba la soberbia hasta el punto de simular que era benéfico el golpe que lo había fulminado". Ni se trata de repetir sonriente la banalidad de que toda crisis es una oportunidad. El mero hecho de estar vivos convierte todo en una oportunidad y también en una crisis. Hay actitudes para todos los gustos cuando se bordea el Apocalipsis, como aquel sereno dicho judío que me recordaba un amigo: "Al final, todo estará bien. Como no estamos bien, quiere decir que no es el final." Interesante psicología, similar a aquella norteamericana que dice, como un argumento pesimista, que las cosas van a empeorar antes de mejorar. Nunca se duda de lo último, ni se niega lo primero, apenas se reconoce la secuencia.
Uno podría pensar que, cuando una psicología se instala en la lógica de lo peor, en la sensación de "fin del mundo", puede estar expresando, no una voluntad depresiva, sino una voluntad de renacimiento. Toda depresión es, paradójicamente, un mensaje profundamente vital, es el lenguaje que adopta una secreta voluntad de reversión. (Por cierto que lo mismo podría decirse de la euforia.) En todo caso, parecería que el mundo necesita cada tanto, como las serpientes, mudar de piel. La forma que adopta la mudanza rara vez es placentera, pero la inercia en una sóla dirección se parece más a la muerte que el cambio súbito de los acontecimientos. Este proceso podría ser un modo que el mundo ha encontrado de purgarse a sí mismo y de permitir repensar la dirección colectiva que ha tomado. Detrás de todo esto, detrás de la economía y de la psicología, tal vez haya también una mutación de orden ontológico, una reflexión obligada sobre el sentido de estar en el mundo.

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